14 Pasos para gestionar la Exigencia Tóxica

“Hecho es mejor que perfecto” Mark Zuckerberg

Tener cierto nivel de exigencia es positivo, nos lleva a culminar un trabajo sin errores, a terminar lo que empezamos y a sentirnos orgullosos y satisfechos con nosotros mismos.  No obstante, si nuestro nivel de exigencia es muy alto, tanto que se nos va de las manos, puede traernos un impacto negativo para nuestra vida; insatisfacción, angustia, frustración y conflictos con los demás. 

Exigirse a uno mismo y a otros para lograr calidad es algo positivo, siempre y cuando existan ciertos límites.

¿Cómo identificar si eres muy exigente?

Las personas que se sobrepasan en los niveles de exigencia son difíciles de complacer o mantener satisfechas, pues su nivel de expectativa siempre está por encima de lo que puede lograr o recibir de otros, tanto a nivel personal como profesional. 

Piden demasiado, pueden ser caprichosas, obstinadas y hasta autócratas. Las personas exigentes pueden ser intransigentes con ellos y los otros, generando problemas que afectan sus relaciones interpersonales y su calidad de vida en general. 

He conocido hombres y mujeres brillantes pero que no encuentran la calma y lideran a los equipos a través de la insatisfacción. Me dicen “Laura, soy muy exigente, no puedo remedirlo y estoy liderando a mi equipo a que nunca estén satisfechos”. “Siempre pienso que yo lo podría haber hecho mejor y le busco peros, reconozco las mejoras que hacen pero en mi mente pienso que les falta algo más y algo más”.

A continuación, presentamos algunos comportamientos típicos, para que puedas autoevaluarte y comprobar si formas parte de este grupo de personas con una exigencia tóxica:

  • Sientes insatisfacción, sueles autocriticarte y criticar a otros.
  • Nunca me siento 100% satisfecho, siempre encuentro un pero..
  • Inviertes mucho tiempo en cualquier actividad, no sientes complacencia al culminarla, pues piensas que podías haberlo hecho mejor.
  • Temes equivocarte y recibir críticas. (Aprende cómo dominar el miedo)
  • Precisas tener bajo tu control todas las situaciones para minimizar riesgos.
  • A veces sientes miedo y culpa que pueden llegar a paralizarte.
  • Necesitas repasar varias veces lo ya planificado y aceptado con antelación
  • Evitas la angustia que te produce la incertidumbre.
  • Te cuesta delegar tareas y confiar en que otros puedan hacerlas bien.
  • Rehúsas cambiar tu punto de vista y aceptar la visión de otros. 
  • Te encaprichas en corregir detalles y puedes ser déspota.
  • Te impones metas a menudo poco realistas y hasta absurdas.
  • Te consideras una persona exigente en todo (familiar y profesional) y con todos.
  • Sufres de estrés y ansiedad. 
  • Inviertes mucho tiempo en cada actividad perdiendo disfrutar cosas importantes, que posteriormente te generan culpa.
  • Te cuesta aceptar que un trabajo está terminado o lo suficientemente bien hecho.

14 Pautas para gestionar la exigencia excesiva o tóxica

  • Identifica las cosas  que son más importantes e impactantes para tus objetivos personales, de esta manera podrás comenzar a diferenciar qué tan exigente puedes ser o no, con determinados temas.
  • Establece objetivos realistas, alcanzables y controlados por ti.
  • Identifica cuáles son tus fortalezas y enfócate en sacar provecho de ellas. Olvida tus debilidades. 
  • Planifica e invierte tiempo de calidad para los aspectos personales de tu vida:  visitar al médico, ejercitarte, programar espacios para recrearte y descansar.
  • Realiza un calendario con los tiempos que vas a dedicar a cada una de las actividades que debes efectuar, bien sea en el trabajo, hogar u otro tipo. Esto te ayudará a administrar el tiempo y aceptar lo bueno vs lo perfecto.
  • Recuerda que es humano cometer errores. 
  • Activa pensamientos positivos y neutraliza los negativos con mensajes de reclamo, tales como “puedo hacerlo mejor”, “debería invertir más tiempo en esto”,  “no le estoy dando tanta importancia”, etc. Pensamientos positivos: Voy a ver lo que me gusta del proyecto, tareas o aquello que he realizado. “estoy avanzando” “los beneficios de…” “Los cambios ayudan a…”
  • Expresa tus frustraciones solo para darles un enfoque positivo, evita las quejas.
  • Date el permiso de improvisar de vez en cuando, de hacer cosas sin previa planificación y disfrútalas tanto como puedas.
  • Valora tus logros, tus conocimientos, lo que sabes hacer bien. 
  • Deja el pasado atrás, aquellas cosas que no ocurrieron, olvídalas y sigue adelante, lo valioso de la vida es lo que está por ocurrir y no lo que ya pasó.
  • Busca apoyo para aprender a tolerar y manejar la frustración.
  • Fortalece tu autoestima, practica la empatía y la humildad.
  • Ten en cuenta que los errores son una oportunidad para aprender, crecer y no para auto- flagelarse y castigarse.

Personalmente, a mí me gusta darlo todo, al máximo potencial pero siempre que los objetivos de mejora que me marque o aquello que me exija sea sano, claro y específico. He aprendido que hay que disfrutar, disfrutar y disfrutar de los pequeños y grandes pasos. Aprender a disfrutar y a compartir te da paz, calma y seguridad.

Ahora es tu turno!… toma la decisión y emprende el camino de transformación personal.  Recuerda ser amable, paciente, y nutritivo contigo mismo y practicar a diario cada pauta. 

¿Qué te gusto del artículo? ¿Te sentiste identificado? ¿Conoces alguien que se exija tanto que no disfrute de sus logros?

Un abrazo.

Laura Cantizano

¿Deseas compartirlo?

Facebook
Twitter
LinkedIn
Telegram
WhatsApp

Deja una respuesta

¡Hola! Soy Laura

Mujer de negocios, Coach Ejecutiva, Conferenciante, Investigadora, Formadora & Autora del método "Neuroventas Vender en 59 Segundos". Y espero guiarte y ayudarte a crear tu mejor versión... ¡A por todas!
SÍGUEME
POST RECIENTES
ARTÍCULOS

¡Aprende conmigo!

Recibe contenido exclusivo para aumentar tus ventas y ejemplos de mi método que podrás aplicar en cuanto los veas...